domingo, 5 de octubre de 2008

LOS HECHOS APÓCRIFOS DE JUDAS TOMÁS, EL GEMELO DE JESÚS

“Taciano, que había sido discípulo de Justino mártir, no se mantuvo fiel a las enseñanzas de su maestro y se lanzó a novedades hablando de eones invisibles y explicando fábulas parecidas a las de los valentinianos. Considera que el matrimonio es corrupción, empleando términos parecidos a los de Marción.” (Hipólito, Refutación, VIII, 16). Taciano es uno de los autores agrupados entre los rigoristas o ascetas extremos, técnicamente su tendencia se denomina encratismo, de “egkráteia” o continencia, principalmente sexual. Este autor fue muy influyente en la Iglesia siria, y en particular en los llamados Hechos Apócrifos de Tomás, Judas Tomás Dídimo (el gemelo de Jesús).


La narración de los Hechos de Tomás pertenece al género literario de la novela cristiana, que narra las aventuras del apóstol, tras su venta por el mismísimo Jesús a un mercader de la India. Se supone que el gemelo de Jesús tuvo por misión evangelizar la India, pero lo hizo de una manera muy particular, pues efectivamente diseminó la fe en Jesús, el Cristo, una fe que tenía los componentes judeo-sirios, con los componentes mágicos a que eran tan aficionados el helenismo asiático, plagado de profecías, visiones, exorcismos, ascetismo, que eran muy comunes en la vida religiosa sirio-caldea, que influyó en el Neoplatonismo tardío, de autores como Porfírio o Jámblico. El misterioso reino que los H.T. denominan la India, parece más bien una satrapía del Imperio Persa, que el continente bañado por el Ganges y el Indo, dominio de los brahmanes recitadores de himnos védicos. El caso es que, a pesar de las resistencias del apóstol, el mismísimo Jesús vende a Tomás a un mercader que se embarcaba hacia la India. Por tanto, un cristianismo mágico gnóstico será el que según los H.T. se extenderá por el Imperio Persa, y que será el que influya un tiempo después en la espiritualidad maniquea.

En general, los hechos del gemelo de Jesús son básicamente exorcismos que realiza como acciones milagrosas, que provocan la fe de sus seguidores, los encuentros de Tomás con démones que violan y maltratan a mujeres y niños, son frecuentes en el periplo indio del apóstol. Nuestro santo acostumbra a recitar himnos que va improvisando en cada momento, destinados a Jesús, tanto para promover la fe en él, como para bendecir los distintos instrumentos de bautismo y sellamiento, de los que hablaremos más adelante, y para sus continuos exorcismos.

Lo singular de esta novela, es que la fe en Jesús, pasa por un riguroso encratismo, que no deja de sorprender, pues parece que el apóstol lo que verdaderamente promueve es una estricta vida monástica, destinada a la oración y a la preparación de la revelación de Jesús, pero una revelación muy real, como a él mismo se le aparece, y al que a menudo trata de hermano gemelo. Esta será una de las razones por las que Mani y el maniqueísmo tendrán en alta estima los H.T., pues es sabido que Mani recibe toda su revelación de un espíritu al que llama su gemelo. Pero este no será el único caso de apariciones de entidades estrechamente vinculadas con el ser humano, ya hablamos del Pastor de Hermas, donde al protagonista, este Hermes cristiano, muy aficionado a estrictos ayunos en pos de visiones, se le aparece un ángel, un espíritu de la penitencia (metanoia), que le acompañará y le dictará las normas de vida propias de un buen cristiano, normas que, en general, coinciden con las compendiadas en aquel breviario cristiano de los primeros tiempos llamado la “Didajé” o “Enseñanzas de los Doce Apóstoles”, y que básicamente, constituyen el programa “iniciático” de los nuevos Misterios Cristianos, muchos de cuyos preceptos se encuentran ya en el programa moral del judaísmo, como pueden ser los ayunos, el bautismo y otra serie de preceptos de la Ley.

Especial mención merece el Hecho Segundo, consistente en la construcción que el apóstol realiza de un Palacio para el Rey Gundafor. Pues bien, el rey le había dado importantes sumas de dinero a Tomás para la construcción de un palacio, pues él era artesano y constructor, sin embargo, todas las fortunas entregadas al apóstol eran repartidas entre los pobres y necesitados, cuando esto llega a oídos del rey monta en cólera y sólo piensa en vengarse de él, sin embargo, se produce un hecho insólito, el hermano del rey muere y vuelve a la vida, y narra sus visiones en el más allá, donde ha podido observar la belleza del palacio celeste que el apóstol ha construido para el rey, siguiendo el precepto evangélico no acumular riquezas en el mundo, sino en el cielo, donde no hay ni herrumbre, ni ladrones, etc.

En particular, Tomás sella la unión de sus fieles con Jesús, por medio de un ungimiento con aceite, una inmersión bautismal y una eucaristía. A partir de aquí, los fieles deben permanecer puros, esto es, entre otras cosas, sin contacto sexual, ni siquiera con sus respectivos maridos y mujeres, lo que es causa de la caída en desgracia del apóstol, tras sellar nada menos que a la mujer y al hijo del rey de la India. De ahí viene el evidente rigorismo encratita de los H.T., pero que dejan traslucir otras importantes influencias, una de ellas es el ciclo de caída y redención gnósticos, narrado en el Himno de la Perla, con el que abríamos este blog hace algunos meses. En una de las visitas del apóstol a las cárceles del rey, canta este hermoso himno, donde recuerda al cristiano que él es hijo de un Rey y de una Reina, que tiene un Hermano, que presumiblemente es Jesús, junto con los que vivía en un maravilloso Reino, sin duda el Pleroma de la Luz, del que habla Valentín, y también Bardesanes, un gnóstico dualista, de origen caldeo, que igualmente influyó poderosamente en las imágenes míticas que presentó el Maniqueísmo como “dógma”; elemento esencial de dicho Himno es la Perla que el príncipe tiene que recuperar de las garras de un dragón que la custodia, y que es la pieza ornamental definitiva de su vestido luminoso, vestido luminoso que le aguarda a su regreso, una vez recuperada la Perla. Sin duda, esa Perla es la “centella” espiritual de los pneumáticos, y el vestido de luz que le aguarda a su regreso a la Casa del Padre, bien podría ser su gemelo pneumático, es decir, una entidad idéntica a él, pero de otra naturaleza, una naturaleza “etérica”, sustancia celeste o de luz, que recubre al candidato que ha recuperado la perla, y que ha negado todo vínculo con el mundo. De ahí la pureza de los sellados, que no sólo incluye la abstinencia sexual, sino los ayunos, Judas Tomás se alimenta de pan con sal y agua, “ayuna y reza continuamente; come tan solo pan con sal, y su bebida es agua. Lleva un único vestido tanto en buen tiempo como cuando hace frío; nada recibe de nadie y lo que tiene lo da a los demás.” (H. II, 20). De hecho este planteamiento es de lo más parecido a una vida monacal en el sentido más oriental de la propuesta.

Igualmente, la idea de pureza y abstinencia sexual era sin duda una tradición muy extendida en Asia menor, en la zona sirio-caldea, el precepto de la circuncisión, requerido entre los sacerdotes y fieles tanto egipcios como caldeos, entre los que se incluyen los judíos y luego los árabes, tiene por finalidad reducir la sensibilidad del glande, por lo que limita el placer sexual del hombre, pero también eran conocidas las prácticas de emasculación entre los sacerdotes gayos de la diosa frigia Cibeles, y hasta el propio Orígenes se castró pensando que esta era una exigencia de pureza, idea que debía estar muy extendida por el Oriente próximo. En nuestro texto, se arman unos líos tremendos por culpa de la abstinencia sexual, sobre todo entre las mujeres aristócratas.

Por último, el apóstol es condenado a muerte, y en sus últimos momentos, cuando para quieto en la cárcel a donde le había confinado el rey sin mucho éxito, pues entra y sale cuando le da la gana, ya que la fe en Jesús abre todas las puertas, Judas Tomás nos recuerda a Sócrates, rodeado de sus discípulos en sus últimos momentos, recordando la intensa alegría que le produce abandonar la envoltura de huesos y carne, que tantos problemas le ha dado, y dirigirse hacia aquel objetivo amado, que ya no es los Campos Elíseos donde van los filósofos en un cielo noético o intelectual, sino a los brazos de Jesús, “Ho Kýrios mou kaì ho theós mou”, esperanza, redentor, caudillo y guía en todos los países, estate junto aquellos que te sirven, y condúceme hoy a mí que me dirijo hacia ti. Que nadie se apodere de mi alma, que a ti he entregado. No me vean los publicanos, ni me acusen falsamente los exactores. No me mire la serpiente, ni me silben los hijos del dragón. He aquí, Señor, que he llevado a término tu obra y cumplido tus mandatos. Siervo he sido, por ello recibo hoy la libertad. Dámela tú, pues, y llévala a su cumplimiento. No digo esto como quien duda, sino para que escuchen los que deben oír.”

Juan Almirall

2 comentarios:

Anónimo dijo...

seria muy bueno que publicaseis en pdf Los Hechos de Tomás, para que el publico general pudiese leerlos.

edipaz dijo...

Comparto la opinión del anterior comentario. No encuentro Los Hechos de Tomás en pdf en la web. Si lo tuvieren, compartan.