miércoles, 31 de diciembre de 2008

LOS ABSURDOS SOBRE LA SANTISIMA TRINIDAD

En este artículo nos proponemos analizar otras posibles soluciones a la tan desafortunada Trinidad cosubstancial, del credo de Nicea, en concreto de la polémica sentencia que decía: “Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho…” Esta fue la famosa solución a la polémica arriana, de la que ya hemos hablado en otros artículos. Así se ponía fin a las discusiones sobre la naturaleza del Logos, se trataba de dos personas distintas, Dios Padre y Jesucristo, el Unigénito. El tema del Espíritu Santo vino después, también hubieron peleas sobre la procesión del Espíritu, si del Padre o del Padre y del Hijo, pero eso fue más tarde, en torno al siglo V. En el año 325 los Padres Conciliares reunidos en Nicea, a instancia del Emperador Constantino el Grande, decidieron que el Padre y el Hijo eran dos personas distintas pero con una misma esencia (traducido por "naturaleza" del griego "ousía"), y sellaron con el anatema al que cuestionara este primer dogma de fe, y se quedaron tan anchos. Esta solución, como veremos es una aberración lógica, un absurdo que no tiene fundamento en la teología precedente, y que estigmatizaría la teología cristiana con multitud de dogmas y soluciones absurdas a los problemas que esta y otras dificultades iban a plantear. De hecho esta solución supone una renuncia a la razón, que debía inspirar a la Ciencia del Ser, la Teología, fundada por Aristóteles en el siglo IV a.C.


Los filósofos y teólogos anteriores al Cristianismo, y podemos añadir los teólogos cristianos anteriores a la Iglesia Imperial (que resolvía las cuestiones de fe por real decreto), como Orígenes, fueron muy cuidadosos y meticulosos a la hora de no perder el hilo racional y lógico que unía cada argumento de su filosofía o de su fe. De hecho el método alegórico nace, sobre todo, con Filón de Alejandría, en el siglo I a.C. – siglo I d.C., en su Escuela alejandrina, y que no fue incorporado al Cristianismo hasta el siglo III, gracias a Orígenes. Las exposiciones de la fe cristiana de los Padres Apologetas o de los Heresiólogos, estaban encaminadas a defender una cierta ortodoxia o diferenciar a la fe cristiana de otras concepciones religiosas, en especial del judaísmo y del paganismo. Así que podemos hablar de Orígenes como del padre de la interpretación alegórica cristiana, y de la construcción de las bases intelectuales del Cristianismo pre-niceano. Pues bien, el alejandrino tomó mucho cuidado en justificar los artículos de fe que emanaban de la fuente revelada, cuidó con sumo tiento de que éstos fueran racionalmente aceptables. Por eso habló de una Trinidad: Padre, Logos y Espíritu Santo, en la que el Logos procedía del Padre, que era Mónada, Unidad perfecta y simple, y que por ello, se distanciaba del mundo, para preservar su pureza, haciendo al Logos el ejecutor del plan concebido por el Padre. Es decir, Dios crea al Logos para, a través suyo, crear el resto de las criaturas. Esta era la concepción que más se ajustaba a la tradición alegórica veterotestamentaria, que tenía a Filón como maestro. Para el judío alejandrino, Dios es un Intelecto oculto a la creación, que se comunica con ella a través de sus potencias, potencias entre las que destaca el Logos, la réplica mundana de Sofía, la Sabiduría.

Pero además, Orígenes tenía que competir con una de las construcciones teológicas más elegantes que dio la filosofía alejandrina, el sistema de Plotino, compañero de estudios de Orígenes, que tenía una gran influencia de Numenio de Apamea, autor destacable en la obra de Orígenes y en la Praeparatio Evangelica de Eusebio de Cesarea, obispo origenista y filo arriano, que defendió la tesis de la procesión e inferioridad del Logos, respecto del Uno, tò hén. Pues bien, Plotino había construido uno de los sistemas filosóficos más elegantes de la antigüedad tardía, y también estaba basado en la Trinidad, una Trinidad que Plotino fundamenta en el propio Platón. El sistema de Plotino deja entrever un perfecta armonía matemática en la exposición de los principios y sus relaciones mutuas. Y la perfección de los fundamentos del sistema lo demuestra el hecho de que la tradición neoplatónica fue reelaborando aspectos no esenciales del mismo, manteniendo las bases fundamentales, en especial la teoría de los tres dioses. Porfírio en sus Sentencias concretó y sintetizó el sistema, y Proclo de Licia puso el genio matemático, logrando una perfecta exposición teológica more geometrico, que se plasma en la obra fundamental: Elementos de Teología, que pasó a la posteridad bajo el título Liber de Causis, recogido por la Escuela Palatina e identificado por Tomás de Aquino. Los Elementos de Teología permiten ver la perfecta construcción matemática del sistema plotineano de las tres hipóstasis.

Plotino plantea que el Alma del Mundo es un ser perfecto y divino, una realidad o hipóstasis divina, en la que viven y se mueven las almas individuales, la obra es perfecta, pues perfecto es su artesano, el Logos, el elemento racional del Alma. El Alma está ordenada, sin embargo, a la manera del Ser, que es pensamiento e intelecto, lo que Plotino llama el Noûs (Intelecto) divino, otra entidad o hipóstasis, de rango superior, a imagen de la cual se ordena el Alma. El Intelecto es un orden cerrado donde se encuentran sus propias criaturas, los inteligibles, a todo esto llama Plotino el Ser, tò ón de Parménides. En este orden se encuentra la esencia, ousía. Sin embargo, más allá del Ser se encuentra el Uno, un principio supra esencial que ordena al Ser, al que el Ser intenta emular y hacia el cual se orienta y ordena. Y este ordenamiento de una hipóstasis hacia la otra es posible porque todo procede del primer Dios, del Uno, tò hén, del que todo procede y al que todo vuelve, pues todo se encuentra como suspendido de él. Por tanto, tres son los principios de Plotino: Alma, Intelecto y Uno.

En el sistema plotiniano cada cosa se encuentra en su orden correspondiente, es decir, el Uno está a salvo de toda relación con el mundo, pues es unidad fundamental y primer principio de todas las cosas, que encuentran su primera expresión en el Intelecto, donde se encuentra el Ser y la esencia, ousía. Y por último, tenemos el mundo y sus criaturas, que en su conjunto forman un orden armónico y bello. En todo el sistema se respetan los conceptos aristotélicos de ousía, ser e intelecto, así como el orden de los principios encaja con las doctrinas no escritas de Platón y su construcción dialéctica del diálogo platónico "Parménides".

Orígenes tuvo mucho cuidad en construir un sistema racional, que inspirado igualmente en Numenio de Apamea, respetara el sistema conceptual platónico. No así los obtusos y poco ilustrados autores del Credo niceano, que se pasaron por el forro el sistema conceptual, el orden lógico de los principios, y echaron por tierra ocho siglos de Teología, creando un monstruo absurdo, incoherente, que estaba destinado a sobrevivir por la espada, generando la ridícula y retardadora discusión entre fe y razón, que mantuvo ocupadas a las inteligencias de todo el medioevo y parte de la Edad Moderna. De manera que no estamos ante ningún misterio cuando pensamos en la naturaleza de la Santísima Trinidad, sino que estamos ante un absurdo construído por personas que no tenían ni idea de filosofía.

Saludos,

Juan Almirall




1 comentario:

Ivan dijo...

Admitimos con todas nuestras fuerzas la revelación de la Trinidad, en quien existe una esencia y tres personas, conocimiento que deriva del estudio de las escrituras y que fue fuente, como afirmas, de una enorme disputa teológica en el cristianismo. Este conocimiento es la continuación de la locura de la cruz de Cristo, de la que se escandalizaron los judíos (la vieja y siempre nueva corriente judaica carnal) y que es locura para los paganos (antes filósofos/intelectuales de estos y otros tiempos, como en tu caso). No puedes acusar de irracionales por la enseñanza de la trinidad a quienes afirmar que Dios es misterio y esta mas allá de la capacidad de la razón humana.