miércoles, 28 de septiembre de 2011

Las dificultades del monoteísmo, por Juan Almirall

El monoteísmo, como un mono-personalismo, es la fuente de irracionalismo en política, religión y sociedad. Fuente de irracionalidad sublime, pues se funda en una trascendencia sin inmanencia. Dios en el cielo y el hombre en la tierra. Un Dios aislado, que solo se puede escuchar y contemplar a él mismo. El Cristianismo lo resuelve enviando a un representante de la Causa Primera al mundo.
El politeísmo es como una democracia liberal, donde hay muchas palabras, muchos discursos. Donde el vivir consiste en el desgaste del mutuo derribarse: orgía olímpica, aristocracia divina, teomaquias... Pero cuando el hombre se pone a imitar a los dioses olímpicos, se entera tarde de que no hay ambrosía, de que no hay néctar para las heridas humanas. (De El Logos alejandrino, de Agustí Andreu, Ed. Siruela, 2009). En algún momento el autor identifica las formas religiosas con formas de gobierno: paganismo = democracia liberal y monoteísmo = dictadura con vocación imperialista.

Esta cita, sumamente interesante, nos muestra el efecto psicológico que provocan la distintas formas de pensamiento religioso. Pero sin embargo, no tiene en cuenta un factor importante: la religión como misterio, como camino de realización. Donde el politeísmo ofrece una gran cantidad de referentes psicológicos, de patrones psíquicos, para abordar el tema del alma humana, en proceso de profundo auto-conocimiento. Vista la religión como religión social o como ideología de un determinado colectivo, como fenómeno antropológico, o mejor, sociológico, seguramente las ideas religiosas tienen el efecto que A. Andreu comenta en su libro.

Sin embargo, la religión monoteísta/mono-personalista, sin relato, sin héroe semi-divino o divino del todo, sin mitos, es decir, solo como norma, solo como pauta moral, deja totalmente huérfana a la persona que busca su auto-conocimiento. Los mitos mostraban al ser humano el camino hacia uno mismo y sus dificultades, y el misterio era mito en acción, mito litúrgico. Sobre esto hablaremos próximamente cuando tratemos la Alquimia como una necesidad, como relato y símbolo, adherido por necesidad al Cristianimo, tras la desaparición de la Sabiduría del Paganismo.

domingo, 25 de septiembre de 2011

LOS ORIGENES DE LA ALQUIMIA, JUAN ALMIRALL ARNAL

La ALQUIMIA es un fenómeno muy complejo. La principal dificultad que entraña es que se trata del fruto de una manera de pensar el mundo muy diferente a como lo pensamos hoy. Otra dificultad añadida, es que la historia ha ido ocultando el sentido y el objeto buscado por los primeros alquimistas, de hecho los filósofos latinos de la Edad Media, complicaron muchísimo las cosas, trabajaban a partir de traducciones de traducciones de los textos filosóficos griegos, y por tanto, complicaron mucho el discurso alquímico. Por tanto, para comprender este curioso fenómeno, hemos de remontarnos a las fuentes más antiguas de la Alquimia, los primeros textos y papiros griegos, donde las cosas, no es que estén más claras, pero sí se puede reconstruir mejor el tipo de pensamiento que inspiró a la Alquimia.

Lo que hoy conocemos por Alquimia aparece como tal en el Egipto helenizado, bajo la dominación del Imperio Romano, en los primero siglos de la era cristiana, (siglo III d. C.).

En aquella época la cultura egipcia se había mezclado profundamente con la griega. Y los griegos pudieron conocer algo de lo que se producía tras los muros de los misteriosos templos egipcios. Los griegos pudieron curiosear dentro de los recintos sagrados, y contemplar los restos de las prácticas mágicas de la sabiduría sacerdotal de los Egipcios, que tanto habían admirado sus antepasados.

De hecho, en esta época, en Egipto existía una religión popular sincrética, que mezclaba los restos de las prácticas religiosas del legado faraónico, con los cultos renovados de Serapis, Isis y Harpócrates (el joven Horus), y elementos recopilados de la religión greco-romana, el gnosticismo judío y cristiano.

Esta religión contaba con una parte más culta, que estaba formada por una cosmología y una metafísica igualmente sincrética, que mezclaba aristotelismo, platonismo y estoicismo, lo que se llamó filosofía ecléctica. Un ejemplo de esta filosofía es la Religión Hermética Egipcia, que contaba con sus propios libros sagrados, el Corpus Hermeticum o los Libros de Hermes Trismegisto, y sus propios cultos sacados de la religión egipcia de Thot.

Los textos alquímicos más antiguos proceden de colecciones bizantinas del siglo X, donde se reproducían obras más antiguas. Sin embargo, estos textos alquímicos están datados en el siglo III de nuestra era. Los textos alquímicos son en su mayoría recetas que se publicaban con otras recetas mágicas, de hecho los textos alquímicos formaban parte de las colecciones de papiros mágicos, escritos en lengua griega.

Magia y alquimia iban de la mano. Y eran textos típicos de esta religión popular sincrética del siglo III. Estos textos consisten en invocaciones de dioses egipcios, greco-egipcios, griegos, así como a personajes de la mitología gnóstica, tanto judía como cristiana, que en aquellos años no se distinguían demasiado.

Tenemos invocaciones mágicas para provocar sueños, recetas para filtros mágicos, formulas para fabricar talismanes, invocaciones a espíritus protectores, y fórmulas para realizar oro, plata y metales nobles, lo que se llamaba crisopeya, de kriso poiesis, es decir, fabricación de oro. También tenemos algunos textos que describen hornos y alambiques especiales, así como textos gnósticos, con algunos emblemas y símbolos propios de este movimiento judeo-cristiano. De entre estos símbolos destaca el Uroboros, o serpiente que se muerde la cola, una representación gnóstica del universo.

Zósimo de Panópolis, uno de los primeros alquimistas, que se denomina a sí mismo filósofo, de tradición gnóstico-neoplatónica, nos explica en sus textos, los aparatos y experimentos que vio en el Templo de Memfis, Templo consagrado al dios momiforme Ptah, que era el fuego caído y retenido en la tierra, que se convertirá en el Hefestos griego, el divino forjador y que enseña las artes a los hombres.

Ciertamente, está testimoniado que esta época de convivencia de religiones, en Egipto existían varios laboratorios vinculados a los Templos Egipcios que todavía permanecían activos, antes de su cierre y destrucción a partir del siglo IV. Entre los más importantes laboratorios egipcios donde se practicaba la poiesis estaban los de Menfis, Tebas, Heracleópolis, Licópolis, Apolinópolis y Elefantina, en general, en todas las grandes ciudades, junto a los importantes santurios egipcios, solía haber un laboratorio alquímico. Los Templos egipcios se habían transformado en importantes centros de saber, el más importante de estos centros culturales era el Serapeo de Alejandría, que contaba con la gran biblioteca de los Ptolomeos, así como una gran escuela de filosofía natural, el llamado Pórtico de Aristóteles,donde ensañaron los más grandes filósofos y científicos de la antigüedad, hasta su destrucción de la mano del obispo cristiano Teófilo.

Los papiros alquímicos atribuidos a Zósimo o pseudo Demócrito, otro importante alquimista greco-egipcio, tratan por una parte, de cómo tintar objetos para platearlos o dorarlos, de forma más pura y hermosa que en la Naturaleza, de cómo fabricar los aparatos para poder realizar las tinturas, así como de temas filosóficos relativos a interpretaciones gnósticas del mundo, y de sueños, muy en la línea de los sueños de Hermes Trismegistos, en los que aparecen personajes misteriosos de la mitología gnóstica, que cambian de color por la acción del fuego, etc.

Sin duda, los papiros mágicos y alquímicos formaban parte del conocimiento que los sacerdotes egipcios conservaban en sus Templos y se enseñaban por tradición desde un remoto pasado.

Pero con los griegos aparece una nueva forma de pensar determinada por el logos, y que se desarrolló en lo que hoy llamamos filosofía. Los antiguos sacerdotes no hacían filosofía, toda su actividad estaba determinada por el fenómeno religioso, su conocimiento era Ciencia Sagrada, su expresión Arte Sagrado, sus textos oración, letanía, partes y formulas rituales, gravadas cuidadosamente en los santos muros del Templo. Los sacerdotes, sus escribas y artistas no hacían nada de forma gratuita o por pura especulación, todo estaba marcado por un espacio y un tiempo sacralizados por el misterio, el misterio de la encarnación del Espíritu en la Tierra.

Los filósofos se desprendieron de la sacralidad, de la forma mistérica, pero no pudieron impedir la influencia de la misma en la manifestación de su pensamiento, pues no estaba tan lejos la época en la que los sacerdotes determinaban el lugar y el momento para pensar y hacer las cosas.

La Alquimia es por tanto una parte de la Filosofía Natural, es decir, una práctica que tenía su origen en otra forma de pensar, y que se incorporó al acervo de los saberes filosóficos. Lo que implicaba, una práctica de origen sagrado, pasada por el discurso de los dos grandes maestros del pensamiento griego: Platón y Aristóteles.

Por tanto, la Alquimia, las prácticas de los sacerdotes de Hefestos relacionadas con la sacralización de los metales viles y purificación de los nobles, encontrará desde ahora su fundamento y explicación racional, a partir del corpus filosófico de Platón y Aristóteles. Que se entremezclará igualmente con los mitos gnósticos, que dotan de todo un simbolismo a este nuevo saber.

Aristóteles tiene una especial influencia en las tierra egipcias, su afición por el estudio de la Naturaleza coincidía con las prácticas sacerdotales de los templos, además sus discípulos y seguidores, Demetrio de Falero, filósofo peripatético fue el fundador de la Biblioteca de los Ptolomeos.

Según Aristóteles la Filosofía tenía dos partes, la Filosofía Primera o Metafísica, también llamada Teología, que trataba sobre el ser, la causa primera y última, el todo o absoluto; y una Filosofía Segunda o Física, que trataba sobre el conocimiento de la Naturaleza. De hecho esta división muestra la gran dicotomía que los filósofos intentaron explicar. La dicotomía entre el mundo inteligible, es decir, el mundo que se nos presenta al pensamiento, cuyo protagonista es el Ser que siempre es igual a si mismo, el Uno o el todo, y el mundo sensible, que está en constante cambio o transformación, y que nunca es igual a si mismo.

Los filósofos dieron diversas explicaciones a la relación entre este mundo metafísico y el mundo físico, a nosotros nos interesa hoy, la versión que dieron un tipo de filósofos, los alquimistas.

En realidad la Alquimia, lo que conocemos como tal, es fruto del pensamiento de su época, el pensamiento filosófico, no del pensamiento mítico y sacerdotal de las teocracias orientales, donde el conocimiento no recibe nombre, y que los griegos llamaron Sofia o Sabiduría, y nosotros podríamos llamar Ciencia Sagrada.

La Alquimia propiamente, forma parte de la Filosofía Natural, la Filosofía Segunda, y tiene por objeto la explicación de los cambios sustanciales, las metamorfosis de la Naturaleza. Todo ello mezclado con componentes místicos o mistéricos, pues el auténtico objetivo del filósofo era convertirse en sofos, un ser humano divino. Por supuesto la actividad filosófica no tenía el mismo sentido de especulación que tiene hoy, sino que buscaba comprender al Ser, origen de todas las cosas, por tanto, tenía un carácter religioso.

1.- PRINCIPIOS METAFISICOS DE LA ALQUIMIA

LA UNIDAD FUNDAMENTAL DE LA NATURALEZA: El principio básico de la Alquimia es sin duda la unidad fundamental de la Naturaleza, que la tradición tradujo con las siguientes palabras: “La Naturaleza se regocija en la Naturaleza, la Naturaleza supera la Naturaleza y la Naturaleza contiene la Naturaleza” (La Turba de los Filósofos), y que los alquimistas egipcios expresaban así: “Uno es el Todo [hen tó pân], y por él, el Todo, y en él, el Todo, y si no lo contiene todo, el Todo no es nada” (Crisopeya de Cleopatra).

LA PRIMA MATERIA: La Prima Materia es la materia virginal y metafísica del Todo, concretada y definida en su forma por los cuatro elementos. Los alquimistas de todos los tiempos buscaban desentrañar este principio metafísico de la naturaleza sensible.

UROBOROS Y LA DUALIDAD: La Unidad del Todo envuelve como en un segundo círculo a la serpiente que se muerde la cola: el Uroboros. Los alquimistas egipcios lo expresaban así: “La serpiente es una, y posee el veneno, después de haber sometido a la Naturaleza a los dos tratamientos” (Crisopeya de Cleopatra). Esto nos indica un segundo momento, de lo metafísico a lo concreto: el Todo (principio metafísico) rodea y envuelve al Cosmos (naturaleza sensible), representado por la Serpiente que se muerde la cola, el Uroboros. Para los gnósticos esta serpiente era el círculo zodiacal que aprisiona a la Naturaleza y la somete con el veneno de la dualidad, que es el Mercurio, definido por Plinio como “liquor aeternus, venenum rerum omnium” (licor eterno, veneno de todas las cosas).

LOS CUATRO PRINCIPIOS: “Puesto que se distinguen cuatro causas (o principios) de los elementos, por combinación de éstos han venido a resultar también cuatro elementos; dos de dichas causas son activas (masculinas): lo caliente y lo frío, y dos pasivas (femeninas): lo seco y lo húmedo.” (Aristóteles: Libro IV del Meteorológicos). Por tanto, son cuatro los principios o causas de la Naturaleza, que se agrupan en dos femeninos y dos masculinos, equivalentes a lo que la tradición china denomina el Yin y el Yang. El principio Yang procede del Cielo y el principio Yin de la Tierra. En el hombre estos dos principios se entrelazan y anudan, formando un árbol de meridianos o corrientes de la energía vital, el Quí.

2.- PRINCIPIOS FISICOS DE LA ALQUIMIA

EL ETER O LA QUINTA ESENCIA: En el Cosmos geocéntrico de las esferas, los antiguos distinguían dos partes, el mundo supralunar y el mundo sublunar, es decir, el Cielo por encima de la esfera de la Luna, y el espacio comprendido entre la Tierra y la esfera lunar. Este segundo espacio estaba lleno de materia elemental, tierra y agua, la atmósfera o aire, que finalmente estaba rodeada por una esfera de fuego. El Cielo supralunar, por su parte, estaba formado por las esferas planetarias de una sustancia desconocida en el mundo inferior o sublunar, la quinta esencia, el éter divino. A lo largo de toda la Antigüedad se especuló sobre la naturaleza de este quinto elemento, y muchos pensaban que se trataba de una substancia cristalina, dura como el diamante.

LOS SIETE METALES Y LOS SIETE PLANETAS: Ocho eran las esferas celestes del Eter: la esfera de la Luna, la esfera de Mercurio, la esfera de Venus, la esfera del Sol, la esfera de Marte, la esfera de Júpiter, la esfera de Saturno y la última esfera de las Estrellas. La esfera de las Estrellas contenía a las demás, luego la de Saturno contenía a sus inferiores, luego la esfera de Júpiter, Marte y así hasta la esfera de la Luna, que rodeaba a la Tierra. Este sistema de esferas era denominado el Anima Mundi, por que era un ser animado, un animal dotado de inteligencia. Según Hermes Trismegisto cada esfera proporcionaba al Alma un aspecto psíquico: “el llanto es Saturno, la generación Júpiter, la palabra Mercurio, la ira Marte, el sueño la Luna, el deseo Venus y la risa el Sol” (De Hermes sobre el Destino, CH XXIX). Igualmente, cada esfera estaba relacionada por afinidad o simpatía con un metal: el plomo con Saturno, el estaño con Júpiter, el hierro con Marte, el oro con el Sol, el cobre con Venus, el mercurio con Mercurio y la plata con la Luna.

LOS CUATRO ELEMENTOS: En el mundo sublunar se encontraban los cuatro elementos o principios informadores de toda materia, surgidos a partir de los cuatro principios o causas: del calor y de lo seco surge el elemento fuego, que en el hombre es el espíritu o aliento; del calor y de lo húmedo se forma el aire, el alma; estos dos elementos tienen su lugar natural en el Cielo, del mundo sublunar. Del frío y de lo húmedo surge el agua, los fluidos corporales en el hombre; y la tierra se forma por el frío y lo seco, que en el hombre son los huesos y los tejidos; el lugar natural de estos dos es la Tierra.

3.- ALQUIMIA LA CIENCIA DE LAS TRANSMUTACIONES

LA TABLA ESMERALDA:

“¡Es verdad! ¡Es cierto! ¡Es la verdad plena!
Lo que está abajo es igual a lo que está arriba,
y lo que está arriba es igual a lo que está abajo,
para que se cumplan los milagros del Uno.
De la misma manera que todo fue engendrado del Uno por un solo intermediario, de igual manera todo ha nacido del Uno por transmisión.
Su padre es el Sol, su madre la Luna, el aire lo ha llevado en su seno, la Tierra es su nodriza. El padre de todos los talismanes del mundo es omnipresente. Su fuerza, cuando es utilizada en la Tierra, permanece inmaculada.
Separa, lleno de amor, con gran comprensión y sabiduría, la tierra del fuego, lo sutil de lo que es duro, denso y sólido. De la Tierra sube al Cielo, después desciende de nuevo a la Tierra, tomando en ti mismo la fuerza de lo alto y de lo bajo. Así poseerás la gloria del mundo entero, de manera que todas las tinieblas se separarán de ti. Ella es la fortaleza más poderosa de todas las fortalezas, pues triunfará sobre toda cosas sutil y penetrará toda cosa densa.
Así fue creado el mundo. De él, y de la misma manera, nacerán creaciones maravillosas. Por eso se me ha dado el nombre de Hermes, el tres veces grande, por que poseo los tres aspectos de toda la sabiduría del mundo. Lo que he dicho de la preparación del oro, la actividad del Sol espiritual, se ha cumplido.”

EL CAMBIO Y ALTERACION DE LA MATERIA: La clave de la alquimia se encuentra en los distintos procesos de alteración y cambio de las sustancias, resumidos en la Tabla Esmeralda, como un proceso inicial de sublimación, de la Tierra sube al Cielo, y, un segundo momento, de coagulación de las fuerzas celestes en la materia terrestre. El espíritu debe ser encontrado entre la materia en putrefacción, y una vez descubierto, sublimado por la acción del fuego. Así aparece el Mercurio Filosófico. Pero este espíritu debe ser calcinado completamente, para que el Espíritu Celeste pueda encarnarse, por medio de una destilación, apareciendo así el Agua Divina y tras una coagulación el Espíritu Solar transfigura la materia.

LAS TINTURAS: En su origen la alquimia era una práctica sacerdotal destinada a tintar los metales y el vidrio, objetos destinados al culto sagrado y a adornar el entorno del templo. El arte de tintar se realizaba en los templos y luego en los laboratorios, espacios ambos destinados a la oración y al trabajo sacerdotal, el arte sagrado. Los sacerdotes realizaban prácticas iniciáticas de purificación, y también eran capaces de purificar las sustancias impuras que entraban en el laboratorio. Así los sacerdotes herméticos conocían cuatro tinturas: la melanosis o tintura en negro, que la tradición llamó “nigredo”; la leucosis o tintura en blanco o plata, llamada “albedo”; la xantosis o tintura en oro, llamada “rubedo”; y una cuarta, la iosis o tintura en violeta.

LA PIEDRA DE LOS FILOSOFOS: La piedra filosofal es la medicina universal para todos los metales imperfectos, que fija lo que éstos tienen de volátil, purifica lo que poseen de impuro, y les da una tintura y un resplandor más brillantes que en la naturaleza.

4.- PRAXIS ALQUIMICA

LA MATRIZ Y EL ATHANOR: La Matriz es el recipiente en el que tendrá lugar la Gran Obra, el alquimista sometía al fuego los metales más burdos, el plomo, que se colocaba en distintos recipientes, cuyas formas describe Zósimo en sus obras: el bicos o el tribicos, son alambiques de vidrio, con uno o tres tubos. El Athanor es el horno donde se enciende el fuego Son los vasos donde tiene lugar la obra. El Athanor es el horno que permitirá las transmutaciones. Para los Alquimistas Rosacruces este horno era la Morada Invisible, el Templo del Espíritu Santo, allí son encendidos los fuegos que permitirán al adepto efectuar todas las transformaciones.

TRIA PRINCIPIA: Cristián Rosacruz, cuando inicia su viaje hacia el triple Templo de las Bodas Alquímicas, va provisto de un triple viático: sal, agua y pan. Este misterioso alimento triple aparece en los tratados alquímicos como Sal, Mercurio y Azufre. Con ello se quiere indicar que la Gran Obra afecta tanto al cuerpo, como al alma y al espíritu de la Naturaleza. Por la acción de la Flama, el azufre filosófico la materia, la sal, es purificada de las sustancias inferiores o pasiones. De allí se eleva, por sublimación hacia la región de la Luna, por la acción del Mercurio filosófico. Ahora de lo que se trata es, por medio de la sal, de retener en la materia al Mercurio volátil. Si el adepto consigue retenerlo, el Mercurio permitirá el milagro de la Metamorfosis o Transfiguración.

EL HUEVO FILOSOFICO: De este huevo tiene que surgir Fanes (el luminoso), también llamado Eros (el Amor), es decir, el Hombre Original. El adepto que ha conseguido retener el Mercurio volátil, debe empujarlo ahora hasta lo más profundo e inferior de la materia. El huevo filosófico es un mito órfico, igualmente asimilado por los gnósticos. Se le representa como una serpiente que se muerde la cola, el Uroboros, que, tal como hemos dicho, se trata de una representación del Universo, del Anima Mundi. Este mito se encuentra también en el Timeo de Platón.

5.- ALQUIMISTAS FAMOSOS

HERMES TRISMEGISTO, los sacerdotes egipcios escribían los textos sobre la ciencia sagrada de forma impersonal. Estos textos eran atribuidos de manera genérica al dios de la ciencia y de las palabras, Thot-Hermes. Por tanto, tras el nombre de Hermes Trismegisto se ocultan los sacerdotes que participaron en los Misterios egipcios y consagraron sus vidas a la Ciencia Sagrada y a la purificación del Alma.

DEMOCRITO, lo mismo sucedió con la nueva clase de sabios que vinieron de Grecia, pero ahora, se trataba de miembros de determinadas escuelas filosóficas, como pudo ser la Escuela de Atomistas de Alejandría, que firmaban sus obras con el nombre del maestro y fundador de la Escuela, Demócrito, sin duda esta escuela ya poco tenía que ver con la original del siglo V a.C.

ZOSIMO DE PANOPOLIS, seguramente se trate de un gnóstico egipcio, que escribió diversos tratados de alquimia, en los que contaba lo que había visto en el Templo de Menfis y en el Serapeum de Alejandría.

MARIA LA JUDIA, los judíos helenizados que vivían en Egipto jugaron un papel muy importante en el desarrollo del pensamiento neoplatónico y gnóstico durante la época imperial, algunos papiros alquímicos son atribuidos a Moisés o a su hermana, la filósofa María la Judía, que fue una importante adepta, inventora del “baño María”.

GEBER, tras la persecución del paganismo en el Imperio Romano por los emperadores cristianos, algunos filósofos huyeron a Persia, donde se desarrollaron importantes escuelas filosóficas. En el Imperio Arabe, los Califas de Bagdad dieron un gran impulso a la cultura con la traducción a lengua árabe de textos filosóficos griegos. En las escuelas árabes se cultivó la filosofía y las ciencias, entre ellas la alquimia, que tuvo como máximo exponente al alquimista árabe Geber.

NICOLAS FLAMEL, la Europa medieval recibió la tradición filosófica de los árabes y de los judíos, gran cantidad de libros sobre metafísica y filosofía natural fueron traducidos al latín. Nicolás Flamel consiguió un misterioso libro sobre las Figuras Jeroglíficas, atribuido a Abraham el Judío, príncipe, levita, astrólogo y filósofo. La Alquimia nunca perdió el lenguaje simbólico de su origen: el jeroglífico egipcio.

BASILIO VALENTIN, legendario monje benedictino autor de importantes tratados alquímicos sobre el Azoth, las doce claves y el antimonio. Sus obras fueron muy divulgadas entre los alquimistas de los siglos XV y XVI.

PARACELSO, importantísimo médico y alquimista suizo, cuyas teorías revolucionaron la Europa de la Reforma. Paracelso será un referente para gran parte de los humanistas de la época. En la Fama Fraternitatis de los Rosacruces se dice de él que era un profundo conocedor del Liber Mundi, el libro de los secretos de la Naturaleza.

CRISTIAN ROSACRUZ, será el prototipo de los Misterios Cristianos que recogen la Tradición Hermética. Su profunda aspiración era unir de nuevo a todos los sabios y científicos de Europa, para el desarrollo del Mundo y de la Humanidad, según las leyes del Espíritu. Pero al ser rechazado por el orgulloso de los eruditos, formó la Fraternidad de la Rosacruz, y construyó la Morada del Espíritu Santo, donde todos los Hermanos y Hermanas de la Rosacruz pudieron llevar a cabo las Bodas Alquímicas, del Alma Nueva con el Espíritu Divino.


LA CRISOPEYA DE CLEOPATRA

Fotograbado según el manuscrito de San Marcos, folio 188v.

Arriba: kleopatrês jrysopoia

Los tres círculos concéntricos encierran los axiomas místicos. En el primer anillo: Hén tò pán kaì di’autou tò pán kaì eis auto tò pán kaì ei mê ejoi to pán ouden estin to pàn. “Uno es el todo, y por él el todo y en él el todo y si no lo contiene todo el todo no es nada.”
En el anillo interior: Eis estin ho ofis ho ejôn tòn ion meta duo synthemata. “La serpiente es una, y posee el veneno, que somete a la Naturaleza a los dos tratamientos.”
En el centro los signos del mercurio, de la plata y del oro.

Abajo a la izquierda: la serpiente uroboros con el axioma central: Hén tò pán.

A la derecha un alambique de dos puntas, sobre su horno llevando fôta (llamas).

El recipiente inferior: nuestra caldera, se llama lôpas (matraz). La montera fialê.

El tubo izquierdo: antijeiros solên (tubo pulgar).

Algunos de los símbolos de la parte superior derecha aparecen igualmente en el Codex Brucianus, un manuscrito gnóstico conocido como “Los dos Libros de Ieu”, en el que aparecen sellos y talismanes gnósticos. También el símbolo del Uroboros, la serpiente que se muerde la cola, es el dragón del que hablan los gnósticos en textos como “La Pistis Sofía”, donde el Zodíaco es identificado como un dragón o serpiente celeste, que forma un anillo donde las almas caídas son encerradas, y separa el cosmos del pleroma.

Para los gnósticos esta serpiente era el círculo zodiacal que aprisiona a la Naturaleza y la somete con el veneno de la dualidad, que es el Mercurio, definido por Plinio como “liquor aeternus, venenum rerum omnium” (licor eterno, veneno de todas las cosas).